Aún para no vencer Ningún testimonio real alcanza la violencia, la crudeza, el furor y la desesperanza de la confesión con la que se abre Aun para no vencer: un hombre maduro que participó en la guerra de Argelia y cuyas palabras nos llegan como un puñetazo en pleno corazón.
A partir de dos episodios se plasman sucesos que han marcado nuestra época. Un destacado abogado de origen argelino descubre que su padre apoyó a la policía francesa cuando perseguía, por todos los medios posibles, al Frente de Liberación Nacional en París. Por su parte en Argelia, una adolescente es secuestrada por los islamistas y se convierte en esclava de los bárbaros. Un joven soñador y su prima, cuyo temperamento provocador le fascina, son inicialmente testigos y más tarde actores de estas historias que se enlazan, como en la vida, mediante vínculos sutiles.
La ambición del proyecto, la verdad de los personajes, el dominio de la escritura y la construcción de la trama hacen de esta primera novela de Stéphane Chaumet una gran novela moderna. Aun para no vencer ha sido adaptada al teatro en 2012 por Élodie Chanut.

 

La dama de oro En enero de 2006 una decisión arbitral ordenaba la restitución de la colección de obras de Gustav Klimt de la familia Bloch-Bauer a sus legítimos herederos. La resolución ponía fin a una injusticia cometida mucho tiempo atrás y perpetuada durante más de medio siglo. 

La pieza central de esta colección era el Retrato de Adele Bloch-Bauer, la pintura dorada que había cautivado a Viena. La dama de oro es el relato de la creación de esta pintura, de las circunstancias que forjaron su leyenda y de los hechos que rodearon su pérdida. 

La protagonista del retrato fue una mujer rebelde e intelectual, mecenas de las artes y musa –quizá también amante– de Klimt. Pero la Viena de Klimt y de Adele quedó reducida a cenizas con la llegada del nazismo. La familia Bloch-Bauer fue empujada al exilio mientras sus verdugos se apropiaban de sus valiosos cuadros. 

Sesenta años más tarde, Maria Altmann, sobrina de Adele, emprende una batalla legal para recuperar su herencia y clamar justicia por el dolor infligido a su familia. Su victoria sacudió los cimientos del mundo del arte y puso en el punto de mira la impunidad con que Austria se había apropiado del patrimonio de los judíos en el exilio. 

 

 

Leche materna La narración desgrana el destino de tres mujeres ‒abuela, madre e hija‒, tres historias trenzadas entre sí, inseparables e imbuidas de renuncia a principios, trabajo, familia e ilusión misma de vivir. La historia trascurre en Letonia durante el periodo histórico comprendido entre el final de la Segunda Guerra y la caída del Muro de Berlín. La autora nos muestra con inusitada belleza narrativa lo que sucede en un país ocupado, donde ella refleja la inestabilidad emocional transmitida de una abuela a una madre, a una hija, que internaliza los impulsos autodestructivos de la represión política. La negativa de la madre a amamantar a su hija será el acto subversivo y compasivo a la vez, un intento de no transmitir el sufrimiento y la desesperanza de una generación a otra. Nora Ikstena entreteje las historias personales de cada una de estas mujeres en un hilo finísimo en donde el lector sentirá el reverso de cada cicatriz.