El libro Desde que el Verbo se hizo carne, la liturgia nos enseña que el lenguaje nos habita. Pero no basta ser habitados por éste. La escritura tiene como fin primordial permitir que lo habitemos para que la palabra se exprese plenamente: «Ah, si esta desanunciada / ser pudiera contigo / como una roca viva / sin estar en el lenguaje.»

Este pulcro poemario de Lucrecia Romera es un peregrinaje hacia la voz que la habita, que la encuentra y devela. Pero esta voz también reconoce los límites: de ahí su gravedad y su gracia. Peregrina que se adentra en las aguas profundas para hacerse de un nombre, un nombre que la nombre, nombrándose, Romera se abisma, aunque asume que nunca alcanzan las palabras, pues todo queda detrás del verbo. He aquí su misticismo, su gran misterio.


La autora Nacida en Las Flores (Argentina) en 1951, Lucrecia Romera realizó en Madrid los cursos de posgrado en Filología Hispánica. Se doctoró con una tesis sobre Los opuestos vida / muerte en la poesía de Vicente Aleixandre, que llevó a cabo en el Instituto de Literaturas y Filología Hispánica Dr. Amado Alonso, de la Universidad de Buenos Aires. Sus trabajos de investigación versan sobre el discurso poético desde un enfoque lingüístico y hermenéutico.
Es miembro de la Asociación Internacional de Hispanistas y profesora de Literatura Española de la Universidad de Buenos Aires y de la Cátedra de Poética del Instituto Universitario Nacional de Arte. 
Como poeta ha publicado los poemarios: Memoria del aire y de la luz (1981), Exilios y moradas (1991, mención especial del Concurso Dr. Osvaldo Roggiano) y Cuerpo presente (2004, mención de Honor en el género Poesía, año 2006).