Carcaj en La Biblioteca de Gregorovius




La poesía escrita por mujeres de Argentina goza de buena salud en la actualidad, basta con citar el nombre de algunas autoras de reconocido valor dentro y fuera de nuestras fronteras, es el caso de Laura Giordani, Inés Ramón, Natalia Litvinova y la poeta que nos ocupa, Mercedes Roffé, que ha publicado su más reciente poemario, Carcaj: Vislumbres, en Vaso Roto Ediciones, con el primor al que nos tiene acostumbrados la editorial madrileña con sede en México.
 
La andadura literaria de Mercedes Roffé es larga y fructífera, pues desde que se inició en los años setenta se ha consagrado al estudio, traducción y edición de poesía en su sello Ediciones Pen Press. Su obra poética se ha incluido en antologías de poesía argentina y latinoamericana, y se ha reeditado en editoriales de prestigio, como Amargord y la propia Vaso Roto, es el caso de Canto errante (2002 y 2011), Memorial de agravios (2002 y 2011) y La ópera fantasma (2005 y 2012).
 
En Carcaj: Vislumbres, sugerente título que viene ilustrado por un no menos sugerente dibujo de cubierta de Víctor Ramírez, demuestra poseer una escritura madura que le permite trasminar la propia experiencia para llegar a ese otro sensible que se materializa en el lector activo. Mercedes Roffé carga el carcaj de su acervo con palabras afiladas como flechas para nombrar lo innombrable y ahuyentar el silencio. En la opacidad entre lo real y lo irreal se desarrolla un poemario rico en símbolos, con un lenguaje deslumbrante que incide en aspectos existenciales.
 
Dividido en dos partes, sin epígrafes, el libro se compone de cincuenta poemas con una forma unitaria que se caracteriza por la práctica ausencia de signos de puntuación y el verso suelto, en un continuo encabalgamiento, con el fin de distribuir el mensaje de acuerdo con su estilo fragmentario, que apela a la complicidad del lector para completar su verdadero sentido. Dado que la realidad a la que se enfrenta también es fragmentaria y compleja, la escritura de Mercedes Roffé se arma de vocablos precisos para estructurar un lenguaje que hace mella en su nebulosa opacidad con el fin de concienciar a través de la palabra reveladora.
 
Mercedes Roffé se postula como una voz crítica, así su lenguaje deja espacios para la reflexión, hila significantes y significados con la firme vocación de hablar cuando nadie habla, de estar ahí cuando nada queda.
 
Mercedes Roffé comienza “en sueños” su discurso poético para hablarle al soñador/ del sueño”, y más adelante afirma: “cae/ el equilibrista/ no el soñador”, para ello extiende un puente de palabras (“de una sílaba a otra”) y entona su voz para hablar en nombre de los “humanos” y no de los “comediantes”. La poesía de Mercedes Roffé invita a una lectura plural pues en su fondo se intuye una actitud nada complaciente con el “tiempo ensangrentado” que nos toca vivir.
 
La poesía de Mercedes Roffé puede parecer abstracta cuando en realidad reflexiona sobre cosas concretas que nos conciernen a todos, así se aleja del hermetismo para conectar con la esencia de esas cosas que conforman al ser humano en cuanto a sujeto que está en el mundo como en un paisaje sombrío, de ahí que podamos definir este poemario como cántico a la luz “sobre el murmurante encaje/ de la noche”.
 
 
GREGORIO MUELAS