Chantal en el blog de Álvaro Valverde
Una de mis lagunas literarias se llama Chantal Maillard. Conozco su poesía desde antiguo, he leído algún libro suyo, no en vano es compañera de viaje en la colección Nuevos Textos Sagrados de Tusquets; sin embargo, tengo pendiente la lectura de sus prosas y diarios, tanto de los belgas (ella nació en Bruselas) como de los hindúes, recogidos ahora por Pre-Textos, junto a poemas y ensayos, en el libro India.
Pero es de otra obra de la que quería hablar, en concreto de La baba del caracol, publicada por Vaso Roto en su nueva colección Cardinales.
Pero es de otra obra de la que quería hablar, en concreto de La baba del caracol, publicada por Vaso Roto en su nueva colección Cardinales.
Se trata de una poética con aires de bestiario ("pequeña zoología poemática"), de reflexiones acerca de la poesía, la propia y la ajena, y es tan sustancial y novedosa en sus planteamientos, sospecho, como todo lo que esta mujer escribe. Uno lo ha leído lápiz en ristre y, al hojearlo, compruebo que lo subrayado es muchísimo. Para mí, la mejor señal.
Sin perder de vista nuestra tradición (y la de la filosofía occidental), no olvida Maillard ni la japonesa (centrada en el haiku, al que dedica páginas iluminadoras; en "Orinar en la nieve", por ejemplo) ni la de la India, que conoce muy bien. Ya que lo menciono, de iluminaciones, sí, podría decirse que hablamos, que habla Maillard, de auténticas epifanías que sin perder de vista lo poético, con algunas abstracciones inevitables, aterrizan en lo más humano y hondo. "En un principio era el hambre" se titula la parte final del breviario, donde también hay un singular acercamiento entre su paisano Henri Michaux y el poeta y monje errante japonés Santôka. Al fondo, el alcohol y la mescalina como proceso de creación artística. Sustanciosas me han parecido también las "variaciones sobre poesía y pensamiento" incluidas en la sección titulada "El pájaro".
"La propuesta de La baba del caracol se encamina -leemos en la nota editorial- hacia un concepto actualizado del poetizar que lo engloba todo: la voz, la música, el aliento, la vibración… Un armonioso hacer-se, crear-se, existir-se".
Un libro que se suma (y suma) a una serie llamada a consolidarse.
ÁLVARO VALVERDE