Climas de presencia en Todo Literatura
Daryush Shayegan: "Climas de presencia" (cinco poetas persas)
La poesía, en ocasiones, ha de ser pensada. Con ello adquiere, creo, la permanencia necesaria no solo en su sonido, en su emoción, sino también en su acaecer como pensamiento, como significación. Y ello, es lógico, ha de llevarse a cabo a través de los estudios o ensayos de los autores y sus obras.
“Entre lo centenares de poetas que ha conocido la historia literaria de Irán (escribe Sayegan en una clarificadora presentación de su texto), los persas han elegido cinco (o, según otros, seis) como los ejemplos más representativos de su visión poética. Las razones que motivaron esta elección no provienen únicamente de las cualidades excepcionales de los poetas aquí escrutados, sino también del hecho de que éstos marcan con su genio la culminación de grandes corrientes genealógicas de pensamiento, y se presentan como los ‘puntos de mira’ de una visión del mundo en la que encarnan, cada uno a su manera, diferentes aspectos”
Hecha esta precisión muy a propósito del contenido del libro pasa, a continuación, a enumerar a los poetas elegidos, resaltando en su ensayo este trabaj esayístico su condición distintiva particular: “Ferdousí (c.934-1020) es el punto culminante de una epopeya que, inspirándose en los mitos avésticos y en las leyendas partas, pasando por las sasánidas, fue resucitada después de la invasión árabe gracias al despertar de la conciencia nacional iraní para encontrar su forma definitiva en el Libro de los reyes (Shahnameh) Omar Jayyam (c.1048-1122) refleja una corriente paradójica del genio persa donde se encuentran confrontadas corrientes tan contradictorias como fe y escepticismo, sumisión y rebelión (…) Ve el mundo desarrollarse como una continuación de imágenes, que giran alrededor de una ‘linterna mágica’ y que se desvanecen una a una en la ‘arqueta de la Nada’. Mavlana Jalal al-Dini Rumi (1207-1273) es la apoteosis de una gran tradición mística (…) Su obra maestra, el Masnavi, es considerada por los iraníes como el Corán persa. Sa’di (1213-1292) no solo representa la fina flor de la humanitas del mundo iraní, sino que, también, en razón de la importancia pedagógica de su pensamiento, de su sensata moderación, de su moral práctica, su obra se ha convertido en una especie de ‘norma de oro’ del comportamiento social del hombre civilizado. Por fin, Hafez (1325-1389) es el ‘intérprete de los misterios’ de las letras persas. Única en su género, es, a la vez, todo ese equilibrio milagroso donde fondo y forma se unen en una indisoluble perfección”
Si bien extensa, creo que la cita viene a cuento pues aquí se resume la sustancia –que es mucha- del contenido del libro donde se desarrolla la naturaleza distintiva, de los rasgos poéticos en la obra de cada uno de ellos, además de verter consideraciones literarias de carácter general que resultan complementarias, y que se acompañan con el aporte muy importante de algunos versos tan bellos como representativos. Se trata de un libro, así, de lectura y consulta a la vez, muy bien escrito, cuyo carácter de estudio reflexivo-especulativo supone un aporte didáctico tan precioso como infrecuente sobre un tema como el de la poesía oriental con sus múltiples intereses en la imaginación, la religión, la tradición… Un libro, a la vez, ejemplar, digamos por su incitación a considerar como un bien cultural transmisible el viejo arte de la poesía.
Implícitamente, a modo de máxima, se nos invita a ello: “De la Aurora del Origen primero hasta el Crepúsculo del Fin último/ la Amistad y el Amor se inspiraban en una sola alianza, en una misma confianza” Siempre, siempre en el indefinible viaje a través de la palabra poética.