Colonias en el blog de Carlos Alcorta




Fue el verano de 2006. El ciclo de las Veladas Poéticas de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo celebrado ese año —afortunadamente, seguimos disfrutando de ellas— se desarrolló bajo el epígrafe: «Con acento europeo». Uno de los poetas invitados —junto a otros como el suizo Fabio Pusterla, el portugués Jorge Gomes Miranda o el griego Kostas Vrachnos— fue el polaco Tomasz Róžycki, acompañado para la ocasión por Xavier Farré, su magnífico traductor. Para entregar a los asistentes a la lectura, editamos entonces un modesto folleto que contenía, entre otros, más de una decena de poemas del libro Colonias, cuya edición original data de ese mismo año, lo que me ha permitido comprobar, al revisarlo, el riguroso ejercicio de puesta al día que ha llevado a cabo su traductor. Farré, junto a Abel Murcia y Gerardo Beltrán, es uno de los estudiosos que más está haciendo por la difusión de la poesía polaca en nuestro país. Baste recordar la edición de A contragolpe, la exhaustiva antología de poesía polaca más reciente (incluye poetas nacidos entre 1960 y 1980) que prepararon a coro y que editó, con el cuidado y la belleza a que nos tiene acostumbrados, Prensas Universitarias de Zaragoza, a lo que hay que sumar las asiduas traducciones de otros autores como Milosz, Szymborska o Zagajewski que todo lector de poesía conoce. Obviamente no podemos olvidarnos de otros traductores como, por ejemplo, Xaverio Ballester, que ha editado de forma ejemplar la obra completa de Zbigniew Herbert.
 
Tomasz Różycki nació en 1970 en Opole (Oppein, en alemán), una ciudad que fue la capital Alta Silesia y que pasó a ser parte de Polonia después de la Segunda Guerra Mundial. Trabaja como profesor de francés y es, además de poeta, traductor y ejerce la crítica. Ha publicado varios libros de poesía,  como Vaterland (1997),  Anima, Zielona Sowa (1999), Chata uimaita (2001), Świat i Antyświat (2003), Dwanaście stacji (2004), la antología Wiersze (2004), Kolonie (2006) y The Forgotten Keys (2007), antología de sus poemas traducida al inglés por Mira Rosentthal. Ha obtenido, entre otros, los premios Josif Brodski, el Premio de Poesía Czechowicz, el Rainer Maria Rilke y el 3 quarks Premio Diario en Artes y Premio de Literatura (2010). Su obra ha sido traducida al Inglés, francés, eslovaco, italiano, alemán y serbio.
 
Colonias es un libro extenso que va tomando forma en las caminatas de casa al trabajo y del trabajo a casa que Różycki realiza diariamente. Está compuesto por 77 sonetos, en los que se puede advertir, dentro de la variedad de temas que abordan, una preocupación constante sobre los límites de la escritura —son muchos los poemas que, bien directa o tangencialmente, plantean este conflicto, desde el primer soneto, el titulado «Café y tabaco», que comienza con estos versos: «Cuando empecé a escribir, aún no sabía/ lo que harían de mí los poemas…», hasta el penúltimo, «La casa del gobernador», cuyos versos iniciales transcribo: «Cuando empecé a escribir, no sabía en absoluto/ qué estaba eligiendo…», pasando por «Mercancía humana»: «Cuando empecé a escribir aún no sabía/ que cada palabra tonta, sola y abandonada,/ una vez en el papel tomaría en su defensa cuanto pudiera soportar» —, pero también percibimos una soterrada crítica social (en último poema citado, por ejemplo) y una visión desenfadada que aligera la sensación de tragedia preponderante. Los títulos de la mayoría de los poemas hacen alusión al proceso de colonización del siglo XIX —«La flota de su majestad», «El Quinto Imperio» o «Bosquimanos y exploradores» (que tanto nos recuerda a ciertos pasajes de Viaje al centro de la noche) de Céline), por poner sólo unos ejemplos— y a los problemas derivados de ésta, no sólo para los habitantes que la sufrieron, sino para aquellos que la provocaron,  y a las alteraciones de carácter histórico que acarrearon. De hecho, las referencias a la construcción europea, en las que las colonizaciones tuvieron su importancia, son una constante en este libro. La continua fluctuación de las fronteras entre naciones, una vez desgajado el Imperio Austro-húngaro, las familias separadas, los hogares rotos, la lengua perseguida son temas frecuentes que un Różycki comprometido con la historia que le ha tocado vivir no puede dejar al margen de su escritura, una historia que significa también la construcción de un espacio, de un lugar, de un pasado. La condición de exiliado dentro de su patria subyace en los versos, acaso porque «no tenemos nada más/ aparte de nuestra infancia, las otras cosas son/ la noche y el día, el día y la noche, direcciones y trenes,// teléfonos y camas».
 
La experiencia propia no se puede, en este caso, desligar de la memoria de un pueblo que ha sufrido —el polaco— como pocos las ansias de expansión de las potencias limítrofes. Las tensiones geopolíticas determinan la vida de los ciudadanos. Milosz o Zagajewski también lo sufrieron en sus propias carnes. La poesía de ambos, como le ocurre a la de Różycki, no es ajena a ello. La condición de exiliado no sólo se adquiere en la lejanía. El hecho de sobrevivir en un lugar que se considera extraño provoca una sensación similar, razón por la cual, el conflicto identitario, la integración en el paisaje, la reconfiguración personal, la añoranza de la patria perdida están muy presentes en estos sonetos. Seguramente la elección de esta forma cerrada no sea arbitraria y tenga mucho que ver con la necesidad de no perder pie en las arenas movedizas del presente y de articular un discurso en el que se puedan oír las voces de los antepasados. La práctica de un tipo de poesía como éste, de carácter histórico, podríamos decir, no es frecuente en la poesía actual de nuestro país, lo que añade otro motivo más, si cabe, para no dejar pasar un libro tan impactante como Colonias y a un poeta como Różycki, llamado a ser uno de los referentes poéticos europeos.
 
 
CARLOS ALCORTA