Donne+Lucrecia en el blog de Santos Domínguez
De la mano del mismo traductor, el poeta mexicano José Luis Rivas, Vaso Roto publica dos libros imprescindibles del Barroco inglés: una selección de Sonetos y Canciones de tema amoroso de John Donne y La violación de Lucrecia, un poema narrativo que Shakespeare publicó en 1594, cuando la peste había cerrado los teatros de Londres y el dramaturgo necesitaba encauzar su escritura por otras direcciones que le permitieran lograr la protección de un noble como el conde de Southampton, a quien dedicó este poema.
Sus casi dos mil versos relatan un episodio – la violación de Lucrecia por Tarquino, el último rey romano- que desencadenó el final de la monarquía de Roma y dio lugar a la República.
Desarrollado con un cobtraste de brutalidad y delicadeza que es muy del gusto de la mentalidad barroca, La violación de Lucrecia contiene en su configuración narrativa el germen de asuntos que Shakespeare desarrollaría después en Cuento de invierno o en Cimbelino; su capacidad introspectiva en el análisis de la reacción de Lucrecia prefigura el lamento de Ofelia y el remordimiento del violador Tarquino anuncia las dudas de Macbeth o de Otelo.
Pero sobre todo, la tensión del lenguaje y el tono trágico que sobrevuela el ambiente opresivo del poema muestran a un autor cada vez más dueño de una potente voz que a partir de entonces, abiertos ya los teatros, crearía obras decisivas, pero capaz de versos como estos:
Así fluye y refluye el oleaje
de su dolor. Y el tiempo cansa al tiempo
con sus quejas. Desea la noche; luego, el día.
Y encuentra que una y otra son demasiado lentas
para marcharse.
Coetáneo de Shakespeare y de Quevedo, con cuya poesía guarda más de una semejanza y afinidades de tema y de estilo, de concepto y de lenguaje, John Donne es el mejor representante de la poesía metafísica inglesa.
Rehabilitada a comienzos del siglo XX por T. S. Eliot, lo característico de la poesía metafísica no es su temática filosófica, sino la integración de sentimiento y pensamiento, de pasión y razón.
Una suma que encuentra su cauce muchas veces, como en Quevedo, en la poesía de contenido amoroso, y que como en el español refleja una mezcla muy barroca de lo idealizado y lo grotesco, de lo alto y lo bajo en una técnica de contrastes y claroscuros que desorientan al lector desprevenido.
Porque si el desgarrón afectivo se produce en Quevedo entre sus poemas serios y su poesía burlesca, en John Donne el contraste suele ocurrir en el mismo texto, muy alejado ya de su precedente petrarquista.
Ironía y desengaño recorren estos poemas en los que se conjugan la intensidad emocional y la densidad intelectual y se funden la sensación y el pensamiento para crear esa forma peculiar de imagen que es el concepto metafísico barroco.
La fuerza expresiva, la complejidad verbal y la musicalidad de los textos originales plantean una exigencia especial a la difícil traducción de esta poesía y hacen particularmente meritoria una versión como la de José Luis Rivas.
SANTOS DOMÍNGUEZ