El lunático en la revista Levadura

Una mosca que huyó de la cabeza de un loco
para
darse un respiro en la pared vecina.
Charles Simic

 

La trayectoria de este poeta nacido en Belgrado (1938) y que radica en los Estados Unidos desde hace muchos años es sin duda extraordinaria, pero, sobre todo, brillante, dicho esto en su sentido netamente creativo, como una trayectoria de ideas luminosas que todo lector agradece.

 

Poesía de línea directa, escrita con una sencillez engañosa, dentro del mundo cotidiano. Quizá esa sea la pista para acceder al título de este nuevo libro: The Lunatic, El lunático. Y sí, después de todo, el loco se mueve en esa misma cotidianidad, pero ve al mundo diferente, observa las cosas y los hechos con extraña atención, duda, quizá se engaña a sí mismo y a los demás, se le puede tachar de chiflado, seguro.

 

La RAE es generosa en su definición:

 

Lunático… adj. Que padece locura, no continua, sino por intervalos.

Pero los diccionarios en inglés dejan entrever otra cosa, Lunatic:

 

  1. an insane person.
  2. .a person who is extremely foolish or who takes dangerous, unnecessary chances.

 

En definitiva, Charles Simic sabe que un lunático va más allá de ser un simple loco circunstancial y, según reza la segunda definición, se asume como una persona que toma riesgos y peligros innecesarios.

 

Hablar de trivialidades es un riesgo innecesario.

Acostarse con la hija del verdugo es un riesgo innecesario.

Retar a la memoria. Saberse fugitivo. Buscar un alma gemela.

 

Hacer de las baratijas de los recuerdos, “una joya”, es también un riesgo innecesario. Tener la desfachatez de hablar de eternidades no lo es menos.

 

Ningún poeta necesita tomarse una selfie con tres vacas para descubrirse pensativo, meditabundo. Pero el genio de Charles Simic está precisamente en tomar esos riesgos y escribir como si nada pasara. Todo este poemario es banalidad: atardeceres, música nocturna, horas perdidas, algo de vino, incluso un diccionario donde buscar palabras que no llevan a ningún lado al amanecer. Me explico transcribiendo este poema:

 

 

El diccionario 

 

Tal vez haya en él una palabra

que describa el mundo esta mañana,

una palabra para el modo en que la luz temprana

se complace expulsando la oscuridad

de portales y escaparates.

 

Otra palabra para el modo en que se demora

sobre un par de gafas de montura metálica

que alguien dejó caer en la acera anoche,

antes de seguir su camino a ciegas

mientras hablaba consigo mismo o rompía a cantar.

 

Buscando en la red comentarios sobre este libro, encuentro uno muy interesante de Jesús Silva-Herzog, en su columna Andar y Ver que se publicara en el diario Reforma (17 junio 2015). Los señalamientos aciertan, pero además me dieron luz para regresar con otros ojos al conjunto que ahora publica Vaso Roto Ediciones. Cito ahora algo de aquella reseña:

 

El poema que da título al libro describe la terquedad de lo imposible: un copo de nieve que cae mil veces en una tarde y vuelve a caer por la noche, nada más para ver qué se siente. Su poesía será eso: constancia de lo absurdo, perseverancia de la ilusión a pesar de los horrores de la experiencia (…) En su nuevo libro, Simic muestra el arte de su ajedrez. La sorpresa oculta en lo cotidiano se convierte en clave de nuestros extremos. Historia y biografía comprimidas en los objetos de uso diario, en los rituales de la naturaleza, en las monotonías del vecindario.

 

Charles Simic, como apunto líneas arriba, se da a la tarea de confesarse en ese lunático que lleva dentro. Y cuando hablo de confesar, lo refiero a su sentido más poético, que es manifestar “la verdad” sobre hechos, ideas o sentimientos, que antes estaban ocultos.

 

Dicen que “de poetas y locos todos tenemos un poco”; pues bien, a Charles Simic le sobra de las dos cosas, pero por mucho. Si algún lector despistado quiere contagiarse, dejo aquí la invitación abierta.

 

 

El lunático, de Charles Simic. Vaso Roto Ediciones 2017.