Entrevista a Rose Mary Salum en Crónica
En entrevista sobre su reciente libro de cuentos El agua que mece el silencio, el cual es un regreso por medio de los recuerdos a sus orígenes en el Líbano, la escritora dice: “Lo más difícil es cambiar las ideas. Cuando vivía de niña en la Ciudad de México se habla mucho en casa el árabe. Seguíamos las costumbres y entonces la forma de ver la vida era la que los abuelos libaneses nos decían”.
Fueron tiempos, añade, en los que se respiraba los recuerdos de Líbano, “esas historias que nos contaban de que allá la fruta era más dulce y los limones tan grandes como las naranjas. Esas ideas no han cambiado”.
Así como sus abuelos, Rose Mary emigró de México y ahora vive en Houston, Texas. Es fundadora y directora de las revistas Literal Publishing y Literal, Latin American Voices.
Pero ahora está de regreso en México para hablar de su reciente libro de cuentos, el cual es un acercamiento a su ascendencia en el Líbano fincado en la memoria. Con este, hila una serie de relatos donde Ivette, Ismael, Alberto…, son unos niños que viven la guerra entre Israel y Líbano, pero siguen unidos con el paso del tiempo hasta la etapa adulta.
Estos relatos, Rose Mary dice que son un intento de revivir y pensar cómo sería ella, en caso de que su existencia se hubiera desarrollado en Líbano.
Y todo lo que busco, explica, está la memoria, “ese ejercicio mental que congela el tiempo. Cuando alguien sale de su país se lleva sus costumbres y se aferra a éstas como un intento de no perder lo que es como ser humano. Pero también para contarlas a sus hijos y nietos”.
Porque, indica, “lo importante es no olvidar, mantener los recuerdos, evocar de dónde vienes y que eres gracias a esto. Es lo que hace al hombre, son los hechos que te nutren y ofrecen una perspectiva del mundo. Y al mismo tiempo son el espejo que te enfrenta a la realidad con sus bondades y dolencias”.
Lo anterior es una parte de la memoria de Rose Mary, pero su reciente libro está más relacionado con la guerra del 2006 entre Líbano e Israel, de cómo se vivió esa etapa, de las angustias, los bombardeos, las muertes y la desolación en las familias por el presente y el futuro.
Lo anterior, dice, está en la memoria para guardarlo, recuperarlo y de esta manera funcionar en el mundo.
ADRIÁN FIGUEROA