Robert Lowell en Literatura y arte

ROBERT LOWELL. POESÍA COMPLETA 1 (1946/1967); POESÍA 2(1967-1977)*

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ROBERT LOWELL. POESÍA COMPLETA 1 (1946/1967); POESÍA 2(1967-1977). TRADUCCIÓN DE ANDRÉS CATALÁN Y JOSÉ MARÍA ROMERO BAREA. EDITORIAL VASO ROTO*

Desde la publicación de Estudios del natural (1959), su autor, Robert Lowell (1917-1977), se convirtió en la figura más representativa de lo que se convino en llamar «poesía confesional», una corriente en la que podemos encuadrar a autores como Anne Sexton, Silvia Plath, Johm Berryman, Philip Levine pero también a poetas en activo tan diversos como Caroline Forché, Sharon Olds, Donald Hall o Robert Hass (la nómina, por supuesto, es mucho más amplia) si nos atenemos al criterio de que la cotidianidad y la vida íntima más reservada tengan un protagonismo esencial en la construcción del poema. En nuestro país podríamos incluir en este epígrafe a muchos de los autores encuadrados en lo que se ha llamado «poesía de la experiencia» y otros que, sin pertenecer estrictamente a dicha tendencia, se han prodigado en utilizar su biografía como fuente de inspiración y lo han hecho con un lenguaje coloquial y directo, (Manuel Vilas podría ser un buen ejemplo) y es que los poemas de este libro, como afirma Andrés Catalán en el prólogo a Poesía completa, «modificaron los límites del terreno poético cuando público, crítica y colegas lo aclamaron como pionero de un nuevo estilo». Pero claro, la obra de Lowell no se puede reducir a un solo libro. La edición monumental de la Poesía completa —más de mil quinientas páginas repartidas en dos espléndidos volúmenes— que ahora comentamos lo justifica plenamente. Con El castillo de Lord Weary—para todos los efectos, su primer libro— Lowell había ganado el prestigioso Premio Pulitzer de Poesía (en 1947), galardón que le catapultó a la fama aunque no sirvió para mitigar sus trastornos mentales, trastornos que se repitieron durante toda su vida —estuvo ingresado en numerosas ocasiones— y que se fueron agravando con el tiempo. En los primeros libros la poesía de Lowell no se nutre de su intimidad, todo lo contrario, la metáfora y la alusión le permiten distanciarse de sí mismo y de su realidad y adentrase en lo conceptual e imaginario «Todo ello aderezado —escribe Catalán— y complicado con otras estructuras como el flujo de conciencia o los monólogos dramáticos u oníricos y un densísimo tejido intertextual» en el que no resultan extrañas las ambigüedades éticas —de su propia clase social, de su abolengo familiar— y los conflictos religiosos —protestante, católico, agnóstico— que determinaran su identidad futura. Los molinos de Kavanaugh fue su segundo libro, pero Lowell no alcanzó con él la evolución creativa que esperaba, lo que le llevó a replantearse su camino. De este replanteamiento —y de la creciente necesidad de encontrar sentido a sus constantes cambios de carácter— surge “Estudios del natural”, un libro rompedor no solo en el contenido, sino también en la forma, puesto que adopta una prosodia que reproduce la espontaneidad natural de su mente, reducida al ámbito cotidiano y con casi total ausencia de digresiones abstractas. Lowell había encontrado al fin lo que todo poeta ansía, «encontrar la voz ansiada para lo que se quiere decir».

Por los muertos de la Unión data de 1964 y en él va tomando cuerpo la identificación entre individuo e historia, algo particularmente cercano a los planteamientos más coherentes de la poesía actual. La figura del poeta no se puede desligar de la sociedad en la que vive, no pude renunciar a su herencia cultural y social porque, como decía el hoy ya viejo axioma, lo personal es también político. El primer volumen se cierra con el libro Junto al océano (1967), que incluye el famoso poema «Al despertar temprano el domingo por la mañana», que ejemplifica, acaso como ningún otro, cómo entiende Lowell la poesía vinculada al compromiso cívico y que sirvió de manifiesto a quienes se oponían a la guerra de Vietnam.

El segundo volumen, de más de mil páginas, recoge la obra de Lowell escribió en sus diez últimos años de vida, Cuaderno 1967-1969, integrado por un largo poema dividido en estrofas de catorce versos. El propio Lowell explica que «los poemas de este libro han sido escritos como un solo poema, de organización intuitiva, pero no una pila o secuencia de materiales relacionados». En 1973 publica El delfín, un libro con alto contenido autobiográfico que relata una de las experiencias más trascendentales de su agitada vida, la ruptura con su esposa, una nueva boda y el nacimiento de su hijo Robert, con el que gana de nuevo el Premio Pulitzer. Su último libro publicado en vida fue Día tras día (1977), de «de tono realista, discursivo, conversacional, directo, sencillo, suelto, carente de todo efecto engrandecedor, y constituye una elegía descarnada que repasa toda la vida y la obra del poeta», escribe Catalán, que ha realizado un trabajo magnífico, no solo por la envergadura del proyecto, sino por las dificultad que supone enfrentarse a un poeta como Robert Lowell, partidario de reescribir sus textos continuamente, de añadir y/o eliminar versos, de incorporar versos ajenos. Leer la obra completa como Lowell exige un esfuerzo enorme, pero las gratificaciones que el lector recibe que lo compensan con creces.

*Reseña publicada en el suplemento cultural Sotileza de El Diario Montañés, 9/03/2018