Sombras di-versas en Tam Tam Press

“Sombras di-versas”. Amalia Iglesias reúne a 17 poetas españolas actuales en una antología que va más allá del género

AMALIA IGLESIAS
Sombras di-versas. Diecisiete poetas españolas actuales (1970-1991)
Vaso Roto Ediciones, 2017.

· Esther Ramón · Julia Piera · Julieta Valero · Marta Agudo ·
Pilar Adón · Yaiza Martínez · Raquel Lanseros · Miriam Reyes ·
Sofía Rhei · Leire Bilbao · Ana Gorría · Ana Vidal Egea ·
Elena Medel · Berta García Faet · Luna Miguel ·
Emily Roberts · Leticia Bergé ·

“Este libro no nace contra otras antologías, ni quiere contestar ni alentar ninguna polémica, pretende ser constructivo y mostrar diecisiete razones para leer buena poesía”. Así arranca el prólogo de Amalia Iglesias, responsable de esta selección “muy pensada” de autoras y poemas para esta antología de más de 300 páginas, Sombras di-versas. Diecisiete poetas españolas actuales (1970-1991), editada por el sello hispano-mexicano Vaso Roto. Una antología que busca responder a la pregunta: “¿Qué escriben las poetas españolas de ahora?”

Por ELOÍSA OTERO

Amalia Iglesias confiesa que se sintió “gratamente intimidada” ante las diecisiete poetas elegidas cuando se hizo esa pregunta —¿Qué escriben las poetas españolas de ahora?—, y que en ellas encontró “algunas respuestas y diferentes interrogantes”: “Todas ellas están aquí porque su obra merece mi admiración personal de una en una, pero también porque considero que aportan, en sus diferentes estilos y propuestas, una clara evolución en la poesía española de este periodo y no solo en la escrita por mujeres. Nuevos modos para nuevos tiempos”.

“Como sombras encendidas y en constante evolución” define la antóloga a estas diecisiete voces “contemporáneas, posadas sobre el presente, pero que en sus alas también arrastran los posos del pasado, llevan la memoria de los instantes robados a la luz en el perfil y en el umbral del verso. Allí donde se asoma igualmente el futuro con el poder premonitorio de la palabra poética. Poesía sin tiempo, pero implicada en su tiempo, tejida con los nudos de la verdad y la belleza. Poesía deslumbrada por su propia incertidumbre ante el presente, desvelada en su contemplación del transcurrir”.

Todas ellas son “sombras cosmopolitas, atrevidas, cultas, interdisciplinares… poetas comprometidas con la tradición y la modernidad, que abren nuevos caminos al lenguaje y a su poder de representar la realidad tangible e intangible… No hilanderas: sus versos son agujas que ahora saben suturar heridas o trazar tatuajes, urdimbres de sentido. No musas: sus versos se interrogan sobre la identidad o manifiestan su desasosiego o perplejidad ante un momento realmente crítico en el sistema de valores de nuestra civilización. Y lo hacen con un lenguaje poderoso. Sombras imantadas por la belleza, por el misterio y la magia de la poesía”.

No se busca con esta antología descubrir voces nuevas, sino más bien “invitar al riesgo de leer y no salir indemnes ni indiferentes de esa experiencia; a salir de cada poema transformados como si hubiéramos hecho un viaje a las simas de un diccionario sin fondo, como si todavía, en palabras de Alejandra Pizarnik, fuera posible asomarse a otros vórtices de la escritura cuando a la casa del lenguaje se le vuela el tejado“.

En el prólogo, Amalia Iglesias aborda y contextualiza los “nuevos tiempos” en los que se inscribe la obra de estas 17 poetas nacidas entre 1970 y 1991, y que empezaron a publicar ya traspasado el umbral del año 2000. Son veinte años “en los que la historia se ha acelerado a grandes zancadas en aspectos como la revolución digital, la presencia de las redes sociales y la realidad virtual”, pero también “en los espectaculares avances de la medicina” y “el conocimiento del Universo”. Tiempos, a la vez, “de voracidad y metástasis”, en los que “la cultura y la humanidad cada vez se ven más amenazadas por el mercantilismo y la intrascendencia, por el espectáculo y la banalidad”, en los que “un sujeto bulímico devora imágenes con la misma velocidad con la que vomita y pasa página y percute en otra imagen”. Tiempos, además, en los que las mujeres siguen siendo marginadas…

“Escribir poesía (poesía “de verdad”) que reaccione frente a este contexto es una heroicidad”, y más si quien escribe es una mujer, sostiene Amalia Iglesias citando a Jeannette Winterson (¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal?): “Una vida dura necesita un lenguaje duro, y eso es la poesía. Eso es lo que nos ofrece la literatura: un idioma suficientemente poderoso para contar cómo son las cosas. No es un lugar donde esconderse”.

A juicio de la antóloga, estas diecisiete poetas, tan diversas entre sí, son diecisiete muestras del “poder del lenguaje”, y permiten “tomar el pulso a lo que escriben hoy las mujeres en España”. Porque estas poetas “más allá de haber logrado una habitación propia se preguntan por su lugar en el mundo”, ante “un presente en constante mutación” sienten “el vértigo de asomarse a los umbrales de una civilización en desasosiego”, y son “testigos que exploran la realidad desde el prisma de un sujeto femenino que, muy alejado ya de los tópicos tradicionales, se hace nuevas preguntas sobre la identidad, sobre el amor y el desamor, sobre el cobijo y la intemperie, sobre el yo y los otros, sobre el cuerpo como objeto y como lugar…”.

La fuerza y renovación de su lenguaje poético (que “cambia de punto de vista y se expresa con otras ambiciones”), lleva a la antóloga a pensar que, en España, “las mujeres poetas han crecido en sentido inverso al de algunos ‘poetas hombres’ que se replegaban sobre la intimidad de la realidad inmediata, mientras ellas, por primera vez, aspiraban a hacer una obra de aliento universal, preocupada por los temas de la gran poesía y arriesgando en el lenguaje y en las formas como nunca antes lo habían hecho”.

En el prólogo se explica por qué se ha eludido esbozar algunas impresiones sobre cada una de las diecisiete poetas incluidas en la antología. “Los versos hablan por sí mismos”, dice sencillamente Amalia Iglesias. “No pretendía hacer un ensayo o defender una tesis, sino mostrar la fuerza y la profundidad de su obra creativa”. Y reconoce también, más adelante: “Estamos necesitados de buena poesía, pero no menos necesitados de una mirada crítica y una reflexión teórica que contribuya a fijar la diversidad de este patrimonio poético”.

¿A quién va dirigida esta antología? “A esos lectores y lectoras anónimos, inteligentes, capaces de vibrar todavía con un buen poema y de dejarse seducir por el lenguaje imantado de la poesía. Lectores y lectoras que, en última instancia serán los personajes de estos poemas cuando se vean retratados en sus versos. Ese ese uno de los grandes poderes mágicos de la poesía, su capacidad, cuando es poesía de calidad, para convertirse en espejo del alma humana a través de cada uno de sus interlocutores”, apunta también.