Sonetos y canciones en el blog de Álvaro Valverde




La editorial hispano-mexicana Vaso Roto publica en su colección Esenciales un libro que sin duda lo es. Se trata de
Sonetos y Canciones. Poesía erótica, de John Donne (Londres, 1572-1631). La traducción está a la altura del reto y se debe al poeta mexicano José Luis Rivas, que ya ha vertido al castellano obras de autores como Eliot, Rimbaud, Perse, Pound, Brodsky, Walcott y Shakespeare. 
 
Una sucinta presentación de Jordi Doce, informada y sagaz, pone al lector sobre la pista. Pasan por allí Eliot (que tanto apreció y estudió al poeta inglés y a los de su grupo: los metafísicos), el barroco (su estilo), Carlos Pujol y sus atinadas palabras sobre él, Cernuda y Aldana (porque hay similitudes entre aquellos poetas y los nuestros, coetáneos, del Siglo de Oro, a los que Donne conocía) y, en fin, su rigor y su método, que superaba con mucho a su excentricidad. 
 
Lo amoroso, más que lo erótico, domina una acertada selección donde no faltan poemas memorables; así, "El aniversario", "El amanecer" (la albada, ese nefasto momento en que la amada y el amado han de separarse, es un tema frecuente: "Es cierto, ya es de día... ¿y qué más da"), "El corazón partido", "La canonización", "Propiedad común", "El éxtasis" ("Los misterios del amor se escriben en el alma, / pero el cuerpo es el libro en que se leen"), "La muerte" (donde se aprecia bien el tono epigramático de esta poesía), "Los buenos días" ("y hace de una pequeña alcoba el infinito"), "El indolente", "La paradoja" ("Yo tuve un amor, muerto fui / y ahora soy mi tumba y mi epitafio. (...) Aquí descansa aquel a quien Amor mató."), "Soneto. La prenda", "Tres veces necio"("Soy dos necios lo sé, / por amar y además por expresarlo / en doliente poesía") y el famosísimo "El testamento", en una versión difícilmente superable. 
 
En "Alquimia de amor" leemos: "yo he amado y poseído y lo he contado". Lo que no sólo es verdad, sino algo que le agradeceremos siempre quienes amamos la poesía y, más allá, al amor, por más que, a veces, su "araña", "que todo transustancia", pueda "hacer del maná amarga hiel".
 

ÁLVARO VALVERDE