Transpoética en El Diario de Coahuila

La poesía como forma de vida: Georg Trakl y Leo Zelada

JAVIER JOSÉ RODRÍGUEZ VALLEJO

 

 Javier José Rodríguez Valle

La sociedad comete el error de juzgar a los poetas, critican su nostalgia sin saber que escriben para crear un mundo mejor (lectores), para olvidar los problemas, pasan noches de insomnio, apenas dormitan, pero sin dejar de pensar, es lo único que tienen por hacer. 


Gunter Grass escribía: "El dolor es la principal causa que me hace trabajar y crear”. El hombre es un ser insatisfecho, los poetas, personas silenciosas que buscan las palabras perfectas, "convierto el insomnio en una autopista de palabras”.  
Georg Trakl era un poeta de Salzburgo, marginado por la literatura austríaca, escribía sobre el paisaje y el tiempo de su ciudad, caminaba y cargaba su libreta, admiraba las imágenes de los cielos, contemplaba el canto de los pájaros, escuchaba el aire silbante, en sus ojos se trazaban líneas del tiempo, algo similar ocurre con Leo Zelada, dos poetas que salen a contemplar la luna llena, recordando los días de infancia, figurativamente son dos escarabajos que leen historias antiguas. 
 
Horacio decía "Carpe Diem”, aprovecha el día presente. "Transpoética” es un libro destinado a la nueva generación, apuesta por la poesía como forma de vida, es un diálogo interno del poeta con su silencio. Tales de Mileto decía que el agua era el principio del universo; Anaximandro que el caos; Pitágoras que la filosofía; Xenófanes que la eternidad; Demócrito que la risa; Heráclito que el fuego; Sócrates que el método, Aristóteles que la educación, Trakl que Salzburgo y Leo que la poesía de Santoka. 
Pessoa consideraba que su estatura era del tamaño de lo que observan sus ojos, y que el atardecer es un fenómeno intelectual, algo similar pasa con Leo, ese poeta maldito que arde en el barrio de Malasaña, ese que le escribe a Andrómeda en cada noche. 
Madrid es una ciudad con cultura, prueba de ello es el Museo del Prado, "y nunca el sol se pierde en el ocaso sin haber terminado su destino,” el poeta es una persona curiosa, de pocos escrúpulos, que gusta de viajar y filosofar sus días. En ese paralelismo "Transpoética”, editado por Vaso Roto (abril, del 2016), es un libro de cultura poética, busca dar calor, apuesta por la poesía estética, respeta la arrogancia de los falsos poetas, promueve la lectura en jóvenes, la creación y el fuego de las palabras (Prometeo). 
Sus poemas hablan de la gente que duerme en las calles, poeta que no habla de lo humano no es poeta. "Seremos poetas los más grandes perdedores del mundo”. Intenta caminar por los terrenos de la autenticidad, enhebrar el hilo: naturaleza del verso, usando los cinco sentidos e inventando lo inexistente. Sueña con vivir en el mar turquesa de Horacio, crear una música, "procesión de silencios” que toque la belleza de una página en blanco. 
 
"Al despertar Gregorio Samsa una mañana, tras un sueño intranquilo, encontróse en su cama convertido en un monstruoso insecto.” Leo Zelada es un poeta beligerante, camina por El Barrio de las Letras, pero cuando llega a la Plaza de Benavente se sienta, "le envuelve el ruido de su interna angustia, y así arrastra su vida de infortunio”. Saca su pluma y observa, iniciando el viaje ficticio, buscando el mejor ángulo para escribir sus "gárrulos versos”, y sus tradicionales historias (Baudelaire, Bolaño, Borges, Esquilo, Homero, Horacio, Pessoa, Kafka y Cervantes). 
 
Leo, el escarabajo de Kafka, gusta de organizar recitales en la librería María Pandora, unir e integrar las distintas voces en favor de las palabras, crear esos momentos ideales que liberen al hombre de su prisión y de toda atadura. "Rubén, ya acabó todo, estoy aquí”. Alegóricamente sentado en el garito de rock florecen sus poemas, las gárgolas se transforman en bibliotecas, camina por la Gran Vía, las prostitutas le piden dinero, pero les regala versos.  
 
Hace demasiado tiempo Braulio Rubén Grajeda Fuentes "Tupak Amaru” salió de Perú con la ilusión de convertirse en el mejor escritor, era el invierno del año 1993, traía unos cuantos soles en su bolsillo, una bufanda, un abrigo y cargaba en su mano tres libros: Borges, Santoka y William Carlos Williams. Odiseo es el eterno marinero, "el mar cerúleo gime con violencia y Neptuno se oculta entre las olas”.