Vida en Marte en culturamas
En Vida en Marte, el espacio exterior es símbolo de lo desconocido. Tracy K. Smith explora en estos poemas nuestra relación con ello; nuestro intento de acercarnos o de alejarnos, de ignorarlo o de dejarnos seducir. De hecho, se cuelan referencias a la cultura de la ciencia ficción (películas, literatura, música), que resulta el punto de mediación entre ambos, interrogador e interrogante.
También la poeta utiliza el cosmos para extraer lecturas de nuestra forma de relacionarnos. O se emplean algunas de sus características como metáforas de hábitos humanos o como punto de partida. Cuando habla del espacio, entonces, Smith alude del abismo de la finitud, de lo desconocido, de lo posible. Resulta muy llamativo ese salto de lo cercano, de lo cotidiano, a lo metafísico y a lo astral.
La poeta, recuperando ideas de J.G. Ballard (uno de los más brillantes cultivadores de la ciencia ficción), pone de manifiesto que lo verdaderamente extraño es la propia vida de los seres humanos; que parece que nosotros sí que viviéramos en Marte. El título del libro, por tanto, se refiere a la sociedad occidental. En ese sentido, Smith trae a sus versos comportamientos crueles, psicóticos, despiadados, que evidencian la condición «extraterrestre», ajena a lo humano, que nos caracteriza. La reconstrucción de marcos cercanos, domésticos, pretende mostrar esas actitudes como algo que entran dentro de la normalidad, agravando sus consecuencias. No se trata de hechos extraordinarios, sino de la cotidianeidad. Según se van acumulando estos poemas (que aparecen en la segunda mitad del volumen), se va depositando una amarga y dura concepción de la realidad.Paralelamente, la muerte del padre de la poeta, el recuerdo de lo vivido, el retrato de esa cotidianeidad, se convierten en los anclajes más importantes del volumen. Sirven de bisagra tanto conceptual como anímicamente entre esa interpretación más general y esa lectura de lo pequeño que permite el poemario.
En definitiva, con Vida en Marte, Tracy K. Smith se acerca con frescura a cuestionamientos trascendentales y existenciales.
ALBERTO GARCÍA-TERESA